COMO LA VIDA MISMA
“Ni una menos, ni una más”
Patricia García Fernández – Licenciada en Pedagogía y a ratos libres muchas cosas
“Yo, te quiero a ti, mujer, como mi esposa; y me entrego a ti y con la ayuda de Dios, prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza… Quiero amarte, respetarte y permanecer a tu lado todos los días de mi vida”
Estas palabras las han pronunciado vilmente ante un altar y un sinfín de testigos, 900 hombres finalmente verdugos desde el año 2001 hasta hoy.
Son más de 900 las mujeres muertas a manos de sus compañeros desde hace una quincena. Esta cifra de víctimas son las que publican los periódicos en caso de guerra. Y esto no es una guerra, es peor, es el machismo que mata.
Las mujeres hemos pasado a formar parte de la historia como grandes invisibles cuando en realidad somos grandes luchadoras.
Hemos aprendido a vivir con la etiqueta de que ser mujer no significa demostrar más, sino doble.
Hemos desafiado a la naturaleza una y otra vez con nuestra fortaleza física frente al género masculino, por más que los libros se empeñen en relatar otras cosas.
Hemos demostrado que somos capaces de pensar como nuestros iguales, es más, en ocasiones más y mejor, y lo demostramos en las universidades.
Hemos alcanzado grandes éxitos y de algunas (aunque aún muy pocas) han sido publicados sus nombres y se les han reconocido sus méritos.
Hemos dejado patente que somos capaces de dirigir equipos, empresas y hasta imperios. Y además cobrando mensualmente menos.
Tras muchos años de historia, mala, para qué nos vamos a engañar, hemos conseguido girar el mundo y las mentes cerradas y hacernos valer como lo que somos, ni más ni menos que seres humanos al igual que un hombre.
Ha costado trabajo, lucha y empeño que se nos reconozca como tal tan solo por el hecho de tener distinto género sexual.
Aun así, son más de 2 millones las mujeres españolas que viven en cárceles sin rejas, que se levantan temprano en su infierno particular para sufrir otro episodio de miedo. Que cierran las puertas y salen a la calle en busca de esperanza y aire fresco. Que regresan temerosas al encuentro de su pareja y verdugo, aquel que le juró amor eterno, y respeto.
Son aún muchas las que enmudecen y ensordecen ante la violencia sexista. Las que dejan de quererse, las que no entienden su vida sin miedo, las que sienten pánico ante todo. Son muchas las que acaban por sentirse culpables sin culpa, las que acaban por comprender que son castigadas porque en realidad es su merecido, las que interiorizan que su vida sin él no tendría sentido, las que normalizan su situación. Son muchas las que sufren una condena en silencio. Son presas de su vida. Y son demasiadas las muertas.
Ignorante comparación entre los términos machismo y feminismo. El feminismo no ha matado a nadie, el machismo lo hace cada día. Ojalá todos entendiéramos esto. Igualdad y respeto.
Ni una muerta más, ni una mujer menos.